Patatas de Galicia. 5 aspectos de máxima calidad

Los campos son uno de los primeros aspectos a controlar. Para cultivar patatas, los terrenos en los que se realizará el cultivo deben estar incluidos en la zona de producción amparada por la Indicación Geográfica Protegida Patata de Galicia. Patatas Conde opera en la subzona de «A Limia», lugar en el que están nuestros proveedores-agricultores. Esta área engloba varios ayuntamientos del sur de la provincia de Ourense, entre los que se encuentra Xinzo de Limia y donde están ubicadas nuestras instalaciones. Las patatas se recogen y se van al almacén en el punto más cercano.

De este modo se consigue que el producto esté lo más fresco posible y su conservación se realice en las mejores condiciones durante los meses de otoño e invierno. Solo así conseguimos que las propiedades de las patatas garanticen la máxima calidad.

La semilla de la patata es el segundo aspecto a controlar. Las patatas Kennebec son la única variedad aceptada para el cultivo proporcionada desde nuestra empresa a los proveedores. Las características de la patata Kennebec están amparadas por la IGP Patata de Galicia. Hablamos de una patata cuya forma es redonda con presencia de ojos muy superficiales. La piel es lisa y fina con un color amarillo claro. El color de la carne es blanco, la textura de la patata es firme al tacto y tiene consistencia en la boca. Resulta cremosa al ser cocida.

Las patatas gallegas Kennebec son reconocidas por su calidad para consumo. Destaca su contenido en materia seca –superior al 18%- y su capacidad para mantener sus propiedades (color, aroma y sabor) una vez han sido cocinadas. El contenido en azúcares reductores es inferior al 0,4%.

El cómo se siembran las patatas es muy importante. Los productores de patata gallega que colaboran con nosotros deben realizar su labor bajo unas condiciones determinadas. La producción de patata Kennebec se realiza en base a las prácticas del cultivo tradicional. Según el Consejo Regulador, dicho cultivo debe realizarse estableciendo unas condiciones determinadas.

Como hemos dicho, la práctica tradicional conduce todo el proceso. Es por ello que no se cultivan patatas dos años en la misma parcela. La semilla para siembra de patata tiene que estar certificada y no puede proceder de fuera de la explotación. El abono para las patatas será preferentemente orgánico, manteniendo una relación C/N adecuada. Nuestra subzona se caracteriza por su clima continental, con menos lluvia y temperaturas más extremas en los meses centrales del año (junio, julio y agosto), razón por la que se realizan riegos para que el cultivo alcance las condiciones necesarias para mantener la calidad del producto.

El marco de plantación será determinado por el propio productor, según los aperos y calibres utilizados para sembrar. Preferentemente se realizarán labores de aporcado aunque pueden ser utilizadas prácticas culturales análogas en su lugar. El cultivo no debe ser regado en los 30 días anteriores a la cosecha.

Todas estas condiciones están destinadas a garantizar la máxima calidad en el producto. Como distribuidor, Patatas Conde utiliza el Cuaderno de Campo para registrar y supervisar que las prácticas requeridas se llevan a cabo.

La recolección del producto es el cuarto aspecto a tener en cuenta. La madurez de la patata nos marca el momento de recogida. El tubérculo está maduro cuando su piel está hecha. Es importante tener en cuenta la temperatura y humedad del terreno en el momento de la recolección (temperada y ligeramente húmeda). A partir de este punto recibimos el producto en nuestras instalaciones en Xinzo de Limia.

Aquí comienza la identificación de cada lote para poder realizar su trazabilidad. Una vez se identifican, se analizan exhaustivamente una serie de muestras. El objetivo es claro: comprobar que la patata está en buen estado y posee las características y propiedades óptimas para proceder a su almacenaje o envasado.

El Consejo Regulador recibe parte de la muestra para determinar si el tubérculo tiene las características químicas que se exigen.

La calidad de la patata debe pasar otra prueba más. En nuestras instalaciones realizamos además un análisis multirresiduos de metales pesados y microbiológicos sobre el producto que pasa a nuestro sistema de almacenamiento. Con esto certificamos que cumple con las normativas vigentes en materia de productos alimenticios.

Todos aquellos lotes que han pasado con éxito los controles anteriormente especificados son llevados a envasado o almacenamiento.

En el almacenaje las patatas son introducidas en grandes cajones de madera, en donde se identifica cada lote y se almacenan con las características idóneas de temperatura, humedad, etc.

Personal cualificado de nuestra empresa se encarga de calibrar y seleccionar el producto para poder envasarlo. Para ello se utilizan bolsas de papel que protegen la patata de la luz y facilitan el mantenimiento de sus buenas condiciones. Una vez hecho esto, llega el etiquetado.

Todos los envases de Patatas Conde llevan una etiqueta expedida por el Consejo Regulador. En dicha etiqueta podemos ver el logotipo de la Indicación Geográfica Protegida y el número de contraetiqueta de control. Nosotros añadimos más información sobre el contenido, un código de trazabilidad. De este modo, se certifica el origen de la patata y los procesos por los que ha pasado.

La distribución para venta a nuestros clientes es el último paso.